Espíritu libre en tus velas

2Co 3:17

Y el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

El Señor es Jesucristo desde que resucitó sobre todos. Antes El era Jesús el hombre. El fue el Hijo de Dios nacido en el mundo como hombre. El murio como un hombre. Él no era el Padre pero Jesús era Su Hijo. Cuando fue ungido fue llamado Cristo. El Mesías, el ungido que vino a salvar. Pero Él no nos salvó hasta que murió y resucitó de entre los muertos. Entonces se convirtió en el Señor Jesucristo y Él es este espíritu.

¡Y qué espíritu es! Nos trajo el Espíritu de vida, la vida eterna. El sabe que vive en el hombre interior. Él es nuestro hombre interior, ya que Él vino a morar en nosotros para siempre como el Espíritu. El regalo que el Padre y Jesucristo pusieron en nosotros es el Espíritu del Señor, Cristo en nosotros y como el Padre se llama Pneuma Hagion o espíritu Santo porque eso es lo que tenemos …..Esa es la trinidad en la que creo.

2Co 3:18

Pero todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Cuando la ley es quitada vemos al Señor. Cuando se quitan las máscaras y los velos, entonces podemos ver de nuevo. Ya no estamos ciegos por las leyes y reglas que nos mostraron que necesitamos ayuda.

Necesitamos un Salvador que nos quite toda la Ley y nos de libertad.

Esa libertad no vino de esconder la verdad o cubrirla en religión. Esta libertad vino por el Espíritu de Cristo revelando la Verdad. Él es la Luz y la Gloria de Dios.

Todos nosotros necesitamos un salvador no un juez. Todos nosotros necesitamos sanidad y revelación no otro doctor.

Nosotros que hemos aceptado a Jesus, todavia tenemos mascaras y escondemos la verdad detras de vails. Es tiempo de quitárnoslas y ver la Gloria de Dios, el Cristo en el rostro de cada uno. Es hora de dejar de intentar cambiar el mundo y dejar que Él nos cambie a nosotros. Entonces podremos cambiar el mundo haciendo brillar la gloria de Dios desde nuestros bellos rostros hacia el mundo.

¡Eso es lo que significa abrir la cara! ¡Significa descubrir nuestros rostros!

No necesitamos mas leyes o reglas que nos separen de Su amor. Necesitamos una relación con el Señor Jesucristo que está vivo y dentro de cada uno de nosotros. Necesitamos mirar a la Luz y esa Luz de amor quemará toda la actuación religiosa y tan políticamente correcta.

La palabra para “Con la cara abierta” es “Tener la cara descubierta” ¿Alguna vez has tratado de ver algo más claramente cubriéndote la cara? Hipocresía es ceguera, es usar una máscara para impresionar a otros. Sin embargo, no estás impresionando al Señor. Quítatela.

¿Has visto alguna vez que se formen mejores relaciones entre personas que llevan máscaras? ¿Los que te sonríen son los que no? ¿Quién puede saberlo? ¿Cómo puedes conocer a alguien más de cerca y más íntimamente con una cubierta sobre tu rostro? Moisés no podía intimar más con el pueblo. La Ley estorbaba. Cuando seguimos reglas que van en contra de las reglas del amor y nos separamos perdemos de vista la libertad y la intimidad que se supone debe ser la piedad.

Nos cubrimos la cara con nuestras buenas obras para impresionar a Dios. Pero las obras de la ley nunca impresionaron a Dios. Solo la sangre de Jesus lo hizo, y eso quito todas las mascaras y velos. Y cuando quitamos estas barreras de nuestra propia creación, podemos ver a Dios. Él es revelado finalmente por Su propio Espíritu de gracia. No somos salvos por nada que hagamos, ¡solo por lo que El hizo!

“Mirando como en un espejo la gloria del Señor” Cuando nos quitamos las cataratas de la Antigua ley miramos el Evangelio de la Gracia somos salvos. No se trata de ser salvo una sola vez. Es una constante salvación diaria y estamos siendo salvados y formados hasta ese día perfecto cuando seremos completados en El. Eso será cuando Jesús regrese para terminar de vencer a la muerte.

¿Gritamos una vez “¡Señor sálvame!” y se hizo? Quizás fue hecho en nuestro espíritu y fuimos sellados. ¿Pero sellados para qué? Si le hemos hecho Señor, no se irá a ninguna parte. El ha puesto Su semilla de libertad en nuestros corazones. No libertad para pecar y ser esclavos de ello. Pero libertad para ser totalmente libres de él.

Ya que estamos en este mundo muerto y malvado necesitamos ser salvados diariamente de el. Asi que debemos estar buscando que El nos salve mas y mas hasta ese dia perfecto. Debemos estar siempre mirando al Señor a través del Evangelio de la Gracia mientras lo leemos. El esta en esta escritura donde estamos contemplando como en un espejo el reflejo de la gloria del Señor. Pero esa Gloria vive en nosotros.

A menudo tratamos de ser religiosos y forzar a Dios a hacer cosas que El ya esta haciendo en nuestra vida. Si le dejáramos. Podemos si nos quitamos las pretensiones y la actuación y tenemos una conversación real con El. Tratamos de renovar nuestras mentes como Romanos 12 nos enseño pero hemos tratado de hacerlo nosotros mismos.

Tal vez memorizando mas escrituras en la Biblia, mas clases, videos o reuniones. Tal vez pagando mas al papa o ministros y mas y mas obras. ¡Pero sin una relacion con el Amor! No podemos renovarnos a nosotros mismos solo El puede por Su espiritu de gracia.

En Romanos 12:2 dice

Romanos 12:2

Y no os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Pero note que la transformación es pasiva no un verbo activo. Nos permitimos ser cambiados a medida que el Espíritu renueva nuestras mentes. Y a medida que somos cambiados por un nuevo corazón y un nuevo tipo de pensamiento no encajaremos en los sistemas del mundo.

¿Pero cómo podemos ser cambiados si nos mantenemos en el Velo de Moisés y tratamos de trabajar nuestro camino hacia la libertad? No podemos trabajar sin contemplar a Jesús y pedirle “Sálvame Señor y sigue salvándome Señor” Es una relación en la que hemos entrado para el resto de nuestros días cuando dijimos “¡Tú eres mi Señor!”. Y Él dijo “¡No me voy a ninguna parte siempre he estado aquí contigo!”.

Entonces podemos ser transformados a la misma imagen que el Señor. Como Él es, así somos nosotros en este mundo. No parte de él, sino en él. No permitiendo que entren las tinieblas, sino iluminándolo con la Luz de Cristo. No estar llenos del mundo, sino pasar a través de él como una fragata completamente navegada con Su espiritu!

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